Cultura mediterránea y el objeto de la luz:

TRADICIÓN Y VANGUARDIA

“La luz es nuestra vida y convivimos con ella día a día”. El pasado 28 de abril, el lighting designer Jordi Ballesta fue el encargado de moderar una charla distendida sobre la cultura mediterránea y el objeto de luz, impulsada por la firma de iluminación Bover y por Pilma. Participaron en ella: Joana Bover, fundadora y directora de arte de Bover; la arquitecta Benedetta Tagliabue, y el diseñador industrial Gonzalo Milà. La tienda de Pilma en Diagonal 403 fue el escenario perfecto para una reflexión sobre la luz, “nuestra luz”, a la que acudieron más de 70 profesionales del interiorismo, la arquitectura y el diseño en general.

El estilo mediterráneo es una de las señas de identidad de Bover. Como explicó Joana Bover en la charla: “la luz es el nexo de unión de los pueblos del Mediterráneo. La cuidamos, la necesitamos, jugamos con ella a través de las persianas.” Para Benedetta Tagliabue, por su origen lombardo, la considera “un sueño”, y se hace eco de las palabras de Antoni Gaudí, que defendía la influencia del Sol en la estética de cada cultura.

Es de sobra conocido que la luz es una onda y una radiación. Es algo etéreo, tiene un punto de magia, es intangible. Nos relacionamos con ella a través de los objetos. Para Gonzalo Milà, crear una lámpara es “poner luz cuando no la hay”. Un trabajo minucioso y cuidadoso, que en el caso de Tanit, diseñada por él para Bover, se prolongó a lo largo de dos años hasta conseguir el diseño perfecto.

Benedetta Tagliabue, como arquitecta, vive esta relación a mayor escala: “La arquitectura, las superficies, los volúmenes, son lo que da fuerza a la luz. Sin ellos, no hay luz” Una idea presente en sus lámparas Dome y Domita, con alta carga formal.

La charla fue un punto de encuentro y una manera de reivindicar la “cultura de la luz”. En palabras de Jordi Ballesta, “a más cultura, mayor calidad de vida”. En esa cultura entra también la iluminación, cuya función cobra especial importancia: sobre todo, en la mejora de la vida de las personas, y en encontrarla y disfrutarla allí donde es necesaria.

Mirando al futuro y a los avances que ha supuesto la tecnología LED, nos encaminamos hacia lo que Joana Bover definía como un “internet de las lámparas” que mejora el internet de las cosas: con capacidad para programar escenas de luz y ser más eficientes energéticamente. Un profundo cambio tecnológico con repercusión directa en el modo en que nos relacionamos con los objetos, con momentos para la nostalgia -la icónica bombilla- pero también con espacio para la iluminación inteligente. El sector lumínico es especialmente dinámico, y en la actualidad enfoca sus pasos hacia la personalización y el servicio lumínico, más allá del propio objeto.

En definitiva, una conversación distendida en la que todos ellos conversaron sobre sus referencias, sus preferencias y sus conocimientos, siempre con un punto en común: diseñar para las personas.